- Centauros del desierto (1956). El más épico. John Ford simbolizó como nacen las leyendas con un plano de John Wayne alejándose hacia el horizonte.
- Casablanca (1942). El más famoso. Humphrey Bogart deja que Ingrid Bergman huya con su marido (lider de la resistencia antinazi), y se queda en compañía de un cínico policía francés.
- Al rojo vivo (1950). El más explosivo. El gangster Cody Jarret (James Cagney) se inmola sobre un depósito de gas, volándolo a tiros, al grito de: "¡Mam, estoy en la cima del mundo!".
- ¡Qué bello es vivir! (1946). El más conmovedor y navideño. Gracias a un ángel, James Steward desecha la idea del suicidio y descubre el cariño de su familia y amigos.
- El planeta de los simios (1969). El más apocalíptico. Charlton Heston maldice a la desaparecida Humanidad al descubrir los restos de la Estatua de la Libertad.
- Los pájaros (1963). El más incierto. Rod Taylor y su familia huyen del pueblo asolado por las aves, sin que se sepa qué destino les aguarda.
- 2001, odisea en el espacio (1968). El más simbólico. Es astronauta Bowman flota en el espacio transformado en feto. Un plano de Stanley Kubrick abierto a todo tipo de interpretaciones.
- El séptimo sello (1957). El más pictórico. La Muerte, con su guadaña y los apestados bailan una danza macabra en una alegoría medieval de Ingmar Bergman.
- El tercer hombre (1948). El más triste. En el desenlace de este célebre filme de Carol Reed (basado en un guión de Graham Greene), Alida Valli desprecia a su enamorado, Jpseph Cotten, pasando por delante de él sin siquiera mirarle.
- La semilla del diablo (1968). El más "maternal". Mia Farrow acunando a su demoniaco bebé mientras le tararea una estremecedora nana.
lunes, 22 de octubre de 2007
Finales míticos
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